¿Te has preguntado alguna vez, por qué en algunos centros académicos separan la labor educativa de los niñas y de las niñas? Además de sus diferencias físicas, cada uno de estos sexos representan una gran diferencia en cuanto a su desarrollo cognitivo y conductual. Por estas razones, es importante que recuerdes que no hay que comparar a los hijos entre sí, y menos si son de sexo diferente, porque cada uno irá a su ritmo aunque estemos hablando de las mismas etapas.
Estas diferencias vienen determinadas por las hormonas, la química corporal y la estructura del cerebro. Por ejemplo, el cerebro de los niños se desarrolla más lentamente que el cerebro de las niñas, mientras que el cerebro de las niñas trabaja más uniformemente, lo que luego les da la capacidad de hacer tareas múltiples.
El cerebro de las niñas secreta más serotonina, un neurotransmisor que inhibe la agresión. Y el cerebro de los niños secreta más testosterona, una hormona que impulsa la agresión.
Además de las diferencias del cuerpo, estas son otras diferencias que te pueden ayudar a comprender por qué cada uno va a diferente ritmo.
Los niños:
1. Los niños prefieren concentrarse en una sola tarea y reaccionan más agresivamente a las interrupciones.
2. Los niños crean y emprenden juegos que ocupan mayor espacio, y necesitan estar más afuera.
3. Los niños son más hábiles en visualizar con su ojo izquierdo.
4. Los niños que se ven a sí mismos como fuertes físicamente buscarán juegos duros y caídas. Y al sentirse más seguros y capaces, buscarán la independencia más temprano que las niñas.
Las niñas:
1. Las actividades motrices de las niñas alcanzan el punto máximo más lentamente, son menos vigorosas y duran menos.
2. La atención de las niñas hacia los objetos es menos fugaz y menos activa.
3. Las niñas confían más en sus cinco sentidos.
4. Cuando están cerca de los cinco años, las niñas se encuentran seis meses más adelante que los niños en el desarrollo general.
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