Este año he pensado y tenido ganas de darle las gracias y hacer especial mención y reconocimiento a las mamás sustitutas, ellas que están cuando necesitamos un relevo, las que con el mismo cariño y entrega se dedican a nuestros hijos mientras muchas de nosotras por trabajo, estudio, enfermedad, decisión o destino, no estamos en algún momento presentes.
A ti mamá sustituta, que aunque eres “la tía”, les das el mismo amor a nuestros hijos, como que fueras la Mery Poppins de casa, eres la que les hace pasar momentos mágicos, los haces soñar, volar, gozar y a la vez los haces romper -para bien- todas las reglas establecidas en casa. Porque tu presencia en nuestra casa siempre es un montón de experiencias divertidas, pero al mismo tiempo nos ayudas con la crianza con el mismo objetivo que tenemos las mamás.
A ti mamá sustituta, que aunque eres “la abuelita” todos los días sin titubear dejas tu vida y tus planes por un lado y apareces como por arte de magia para resolver cualquier inconveniente físico o emocional, problema o necesidad. Relevas a las mamás cuando no podemos estar presentes o simplemente cuando queremos buscar el momento para escaparnos. Cuidas de nuestros hijos con la misma dedicación con la que nos cuidaste a nosotros, pero con la ventaja de que los consientes, mimas, alcahueteas, dices “sí” a todo porque contigo todo se vale. Eres la segunda mamá, la versión renovada de nuestro rol, dispuesta a hacer por tus nietos todo lo que algún día no pudiste hacer con nosotros tus hijos.
A ti mamá sustituta, que aunque eres la mejor amiga de la familia, eres la que sin compromiso familiar sorprendes a nuestros hijos con sorpresas, detalles, momentos inolvidables y divertidos. Nos echas la mano cuando la familia no puede estar presente, porque asumes el papel como una más de la familia. Das el consejo desde otro punto de vista, nos ayudar a ver la realidad desde fuera.
A ti mamá sustituta, que aunque por destino tú no hayas sido la que trajo a ese bebé al mundo, eres quien por decisión propia te has convertido en su mamá. La mamá más comprometida y admirada de todas, porque te brota el instinto maternal de una manera indescriptible, porque hay un lazo más fuerte que te une a ese hijo, algo más fuerte que la sangre. Tu papel es la máxima expresión de querer compartir tu vida junto a una persona que muchas veces ni sabías que existía, a la que viniste a darle luz en el camino y nuevas oportunidades a su vida adoptándolo a la tuya.
A ti mamá sustituta, la que deja a sus hijos biológicos en casa por buscar un trabajo en la nuestra, compartiendo el mismo techo junto a nuestra familia todos los días, y que con amor y dedicación te has convertido en la nana de nuestros hijos, a los que acompañas muchas veces y criarás junto a nosotras hasta el día que nuestros hijos formen sus propias familias, y que a lo mejor cuidarás de sus hijos también. Gracias porque a pesar de que no eres parte de nuestra familia, te has convertido en parte de ella.
A ti mamá sustituta, la que recibe a nuestros hijos desde temprano todos los días con la misma sonrisa y el mismo abrazo en el colegio, la academia o el maternal, que con paciencia y sabiduría sabes explicar para que nuestros hijos aprendan todo eso que a nosotras nos cuesta enseñar. Porque tu vocación como mentora te permite dedicarte a educarlos y criarlos junto a nosotras y nuestros hijos aprenderán mucho de ti. Les dejarás huella en una gran etapa de sus vidas. Confiamos tanto en ti que muchas veces sentimos que nuestros hijos están en una extensión de nuestra casa. Porque cada etapa, logro o meta alcanzada en la vida de nuestros hijos también se debe a tu trabajo y entrega.
A ti mamá sustituta, también el 10 de mayo es tu día. Gracias, porque sin tu ayuda y apoyo, esta aventura no fuera la misma si estuviéramos solas.
~N~