“Mujer florero”

Por: Nancy Chang

Para Mundo de Mamá

@nachis_

Es así como recuerdo el calificativo de la mujer perfecta: “mujer florero” o “mujer trofeo”; ella no es más que el reflejo de la forzosa perfección femenina impuesta por una sociedad estructurada y llena de prejuicios, donde la mujer está hecha para servir a su “macho alfa” y no ser más que un adorno en casa, como un florero o un trofeo; un concepto que me inquieta como mujer, esposa y mamá.

Días atrás una película protagonizada por Julia Roberts despierta de nuevo mi inquietud y hace resonar el concepto de “mujer florero” en mi cabeza, era la película “Mona Lisa Smile”  la que mejor describe lo que para la estructurada sociedad de aquellos tiempos cuenta cómo una mujer preparada reduce su talento profesional y todo su aprendizaje académico para dedicarse a planchar camisas, preparar deliciosos platillos de mesa, decorar la casa y hasta estar dispuesta a sonreír pese a cualquier circunstancia emocional que ella sienta en determinado momento, reprimiendo sus sentimientos.

Este concepto pareciera ser tan anticuado, sin embargo, hoy casi 60 años después, la fabricación o imposición de esa mujer perfecta y adorno de casa aún sigue vigente; y es que, no hay nada malo en querer hacer las cosas bien y ser una buena administradora del hogar, esposa y mamá, o dedicarse cuidadosamente a los que haceres domésticos, el problema es evidente cuando una mujer trunca sus planes, abandona sus sueños y se olvida de su carrera y capacidad profesional porque tiene que responder a las exigencias sociales y la demanda de un rol marital al estilo “Mona Lisa Smile”.

Recientemente recibí un correo donde ilustraban las “11 Reglas para mantener a tu marido feliz y ser la esposa que él siempre soñó”, aparentemente fue un manual publicado y entregado en España en 1953, y no pude evitar el desagrado que me causó desde el título, hasta las reglas para complacer a alguien tan superficialmente, cuando el amor de pareja es más que servir al otro; el amor de pareja es complementarse, comprender, compartir, soñar, amar, validar, respetarse, motivarse recíprocamente y en conjunto. Se vale sentirse mal o de ánimo bajo un día, recostarse y dejar los que haceres para más tarde, así como también se vale estar agotada un día en que los niños han demandado mucho tu atención, incluso se vale que una noche él sea quién tenga la iniciativa de qué van a cenar en casa; se vale que una noche salgas a cenar con tus mejores amigas, ver tu programa favorito y ordenar cena a domicilio porque te sientes cansada; incluso se vale contar con la ayuda de alguien para que mire a tus hijos mientras sales a trabajar.

He visto a lo largo de mi vida cómo mujeres tan preparadas académicamente, inteligentes, conquistadoras, ambiciosas… han sido intimidadas, silenciadas, opacadas y hasta menospreciadas por el rol social de “ama de casa” que por una sociedad estructurada deben cumplir o llenar como requisito para lograr mantener a todos en constante aprobación, incluso a su pareja, dejando en último lugar a ella misma.

La mujer es más que planchar una camisa, cocinar un pavo, remendar botones, tender camas… la mujer es figura de tenacidad, perseverancia, curiosidad, transmisión de vida, fortaleza, sueños e ilusiones… la mujer también hace descubrimientos, tiene poder de opinión y decisión, la mujer también puede ser presidente de una república o incluso directora de grandes corporaciones multinacionales. Todo se puede conseguir recuperando el propio empoderamiento interior femenino, con balance, con prioridades. Nunca abandones los ambiciosos sueños que has tenido como mujer, no dejes que nada ni nadie te apague la luz de iniciativas que llevas dentro para conquistar tus propias metas. Que no te hagan bajar la guardia, ni callar tu propia voz interior. No vivas silenciada.

Ser mujer es un precioso regalo por destapar, tierra fértil por explorar y un diamante para brillar. Intenta retomar tus ideales, tus propios sueños y no los impuestos por otros por cumplir un requisito social.