Cuando los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar mayor confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el conocimiento de que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para la salud y la seguridad de los niños.
Algunos padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados para ellos. Otros padres pecan por mantener un control demasiado rígido con los hijos, negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y aprender a tomar decisiones por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las mismas.
Los estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les permite tener sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con ellos. Aquí les damos algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y la independencia:
- Fije límites. Todos los niños se resisten a los límites que se les imponen, pero a la misma vez los desean y los necesitan. En un mundo que cada día es más agitado para los adultos y los jóvenes, los límites ofrecen un sentido de seguridad. Frecuentemente, los adolescentes se sienten mal queridos si sus padres no les imponen límites. Los límites son más fáciles de fijar cuando se comienza cuando los niños son pequeños. Es más difícil, pero no imposible, fijar límites durante los primeros años de la adolescencia.
- Hable claramente. La mayoría de los adolescentes responden mejor a las instrucciones específicas que se repiten regularmente. Como señala la maestra de secundaria Sharon Sikora, “No diga solamente, ‘Quiero que limpies tu cuarto’ porque a veces no saben bien qué significa este pedido. Diga mejor, sin buscar argumentos, ‘Así es como yo defino un cuarto limpio.’ Ellos pueden responder, ‘No me gusta la lámpara en aquel rincón, la quiero aquí.’ Hay que darles suficiente libertad para que se expresen”.
- Dele opciones razonables. Cuando existen varias opciones los adolescentes están más dispuestos a aceptar consejos. Por ejemplo, usted le puede recordar a su hijo que tiene que acabar su tarea de álgebra antes de irse a la cama, pero le puede dar a escoger si prefiere hacer la tarea antes o después de la cena. O le puede decir a su jovencita de 14 años que no puede andar con sus amigas en la sala de juegos electrónicos un sábado de noche, pero que puede invitar a un grupo de amigas a su casa a ver películas.
Si usted utiliza el buen humor y la creatividad al ofrecer varias opciones, será más fácil que su hijo las acepte. Una maestra no podía conseguir que su hija colgara su ropa limpia o depositara la ropa sucia en su cesto. Así que le dio dos opciones — o toda la ropa se tenía que levantar o toda la ropa se quedaría en el piso. “Por un rato estuve lavando la ropa y dejándola en montones en el piso,” recuerda la maestra. “Me volvió loca pero al fin funcionó.” Después de dos semanas su hija se cansó de buscar su ropa en el piso y comenzó a recoger su ropa.
- Otorgue la independencia en etapas. Según vaya incrementando la madurez y la responsabilidad de un adolescente, usted puede darle mayores privilegios. Quizás al principio le dé la oportunidad de escoger sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más de una cierta cantidad. Más tarde le puede permitir que haga sus propias compras — con el acuerdo que no le quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su selección. Eventualmente le puede dar una cantidad fija de dinero para que se compre la ropa a su gusto.
- La salud y seguridad son primero. La mayor responsabilidad como padres es proteger la salud y la seguridad de su hijo. Él necesita saber que el amor que usted le tiene exige que usted prohíba ciertas actividades u opciones que amenacen su salud o su seguridad. Hágale saber claramente cuáles son las cosas que usted define como amenazas a su salud y seguridad — y la de otros — y no permita ni excusas ni excepciones. A veces resulta difícil imponer estos límites porque los adolescentes suelen sentir que nada los puede lastimar. Los adolescentes sienten que todo lo que están viviendo es nuevo y único, pero al mismo tiempo creen que lo que les ha sucedido a otros no les puede suceder a ellos. Sus creencias se basan en el hecho de que la adolescencia es la etapa más saludable de la vida. Durante esta etapa, las enfermedades serias no son comunes y las enfermedades mortales son extremadamente raras. Lo que hay que enfatizar es que, a pesar de que ellos gocen de un estado de salud admirable, la violencia y los accidentes son causas mayores de muerte y lesiones graves entre los adolescentes.
- Rehúse aceptar opciones que limiten el futuro. No vale la pena pelear por todo. Aunque quizás ofenda su sentido estético el que su hijo prefiera ponerse una camisa que no va con sus pantalones, esta no es una opción que le limitará en su futuro. Aunque los adolescentes van adquiriendo mayor conciencia sobre el futuro, todavía carecen de las experiencias necesarias para comprender a fondo cómo una decisión que toman hoy les pueda afectar en el futuro. Aunque hayan escuchado decir que el fumar es dañino para la salud, quizás no comprendan lo que significa morirse de cáncer del pulmón a la edad de 45 años. Hablen con sus hijos sobre las consecuencias de las decisiones que toman. Ayúdenlos a entender que existen buenas y malas decisiones y que saber la diferencia entre la una y la otra puede hacer la diferencia en sus vidas. Hágale entender a su hijo que usted es el “guardián de las opciones” hasta que él sea lo suficientemente maduro y responsable para tomar el cargo: Quizás así evite que falte a la escuela o que deje de tomar las clases difíciles que lo prepararán mejor para los estudios universitarios.
- Guíelo, pero resista la tentación por controlarlo. En la sección anterior hablamos sobre la importancia de adoptar una actitud balanceada entre imponer reglas duras y darles demasiada libertad. Con la mayoría de los adolescentes, la manera más fácil de alcanzar este balance es al guiarlos sin controlarlos. Los adolescentes necesitan oportunidades para explorar distintos roles, probar nuevas personalidades y experimentar. Lo cual implica que cometerán errores y deberán aprender a aceptar los resultados. Pero los padres necesitan guiarlos para que los jovencitos eviten cometer demasiados errores.
Usted puede ser un buen guía al escuchar cuidadosamente y hacer preguntas que ayuden a que su hijo reflexione sobre las consecuencias de sus acciones: “¿Qué sucedería si permites que un amigo borracho te traiga a casa?” Sus consejos serán más aceptados y apreciados si usted también le pide consejos y los sigue, siempre y cuando sean razonables: “¿Qué cocinamos para la fiesta de cumpleaños de papá?” “No tengo que trabajar el sábado. ¿Hay algo especial que quieres que hagamos?”
La línea divisoria entre guiar y controlar puede ser distinta para cada persona.Algunos niños, ya sea que tengan 7 ó 17 años de edad, necesitan mayor firmeza y menos privilegios que otros niños de la misma edad. Una maestra nos explica cómo las diferencias en el comportamiento de sus dos adolescentes crearon la necesidad de definir los límites para cada uno: “Mi hija entendió muy bien que si se suponía que llegara a las doce de la noche, esto significaba que debía estar tras puertas cerradas antes de las 12, o ya debería haber llamado de la sala de urgencia para informarles que se había partido una pierna. Mi hijo, 15 meses menor que ella, pensaba que la misma regla significaba que la hora de llegada de las 12 significaba que a las 11:59 nos llamaría para informarnos que llegaría después de comerse la pizza que él y sus amigos acababan de pedir y después de haber dejado a seis de sus amigos en sus casas.”
- Permita que cometan errores. Todos queremos que nuestros hijos lleguen a ser adultos que puedan resolver sus problemas y tomen buenas decisiones. Estas habilidades son parte íntegra de la independencia. Sin embargo, para desarrollar estas habilidades, los adolescentes quizás necesiten fracasar un poco, siempre y cuando los riesgos no sean demasiado serios y ni la salud ni la seguridad peligren. Cometer errores también les enseña una destreza muy importante — cómo recobrarse de un mal paso. Es muy difícil que un jovencito aprenda cómo levantarse por sí mismo y comenzar de nuevo si sus padres siempre lo rescatan de las dificultades de la vida.
- Asegúrese que las acciones traigan consecuencias. Si usted le dice a su hijo que debe llegar a casa a las 10 de la noche, no ignore su llegada a casa a las doce. Usted pierde su credibilidad con su hijo si no le hace sufrir las consecuencias por haber llegado dos horas tarde. Sin embargo, el castigo debe ser proporcional a la ofensa. Un castigo de seis semanas interfiere con los planes de toda la familia. Mejor hable con él sobre cómo su tardanza le ha afectado a usted. No ha podido descansar por esperarlo. Pero usted todavía se tiene que levantar a la hora regular en la mañana, preparar el desayuno, hacer los deberes de la casa e ir al trabajo. Pero la falta de consideración de su hijo le ha causado varios inconvenientes, así que él tendrá que hacerse responsable por algunos de sus deberes para que usted pueda irse a la cama temprano mañana.
Finalmente y a pesar de todo lo que se escucha o se lee, los adolescentes confían en sus padres más que ninguna otra persona para guiar la formación de sus vidas. En lo que a la moral y la ética concierne, creencias políticas y religiosas, los adolescentes casi siempre tienen más en común con sus padres que lo que ellos se dan cuenta. Como padre de familia, busque más allá de lo superficial, más profundamente que lo que el comportamiento sugiere para descubrir la persona que su adolescente está a punto de llegar a ser. Su adolescente quizás quiera teñirse el cabello de morado, o se hace perforaciones en todo el cuerpo, pero estas expresiones pueden no estar relacionadas con quien él es y quién llegará a ser. Pero a la misma vez que muchos de los comportamientos de su adolescente no son de mayor consecuencia, algunos no sólo pueden ser dañinos sino mortales.
Los padres necesitan hablar con sus hijos y aclararles que muchas de las amenazas a su salud y felicidad en el futuro no por casualidad suceden, si no porque así lo escogieron – decisiones como beber alcohol y manejar, fumar, consumir drogas, entrar en la actividad sexual, y dejar el colegio.
Las investigaciones indican que los adolescentes que ejercen un comportamiento riesgoso tienen mas probabilidad de ejercer otros, entonces los padres deben ser directos y francos y hablar a sus hijos sobre las consecuencias mortales que conlleva abrir esa caja de Pandora.
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