Vengo tiempo pensando esto y no dejo de sentir temor en decirlo porque no quiero que me pregunten quién eres o qué pasó, pero he notado momentos en que mi hija se siente frustrada, triste y desplazada por alcanzar la amistad que tu hija le ha negado y no puedo pasar esto por alto.
No quiero involucrarme en el drama de niñas pero recuerdo que hace un tiempo tú y yo también solíamos ser amigas, pasamos buenos momentos y compartimos etapas en la vida; algunas las recordaremos por siempre y otras las olvidaremos, pero también llegó el día que por tu decisión, elegiste dejar de ser mi amiga y a mí no me gustó la forma en que lo hiciste y la actitud que has tomado a partir de eso.
Con el tiempo nos dimos cuenta que no coincidimos en decisiones de vida, formas de pensar u opiniones, a pesar de que pensé que nuestra edad, experiencia y amistad nos llevarían juntas, hoy tú has elegido tu camino en dirección opuesta al mío, el cual respeto.
Si a ti no te gusta cómo soy yo, no le niegues a tu hija el derecho de ser amiga de la mía; ellas no tienen por qué pagar por nuestros errores, ellas no merecen repetir la historia y tampoco crear prejuicios a tan corta edad. Evita hablar de mí frente a tu hija porque tú no sabes si ella lo estará tomando personal con la mía, y aunque tú no lo creas, estarás contaminando el corazón y el alma de ella, y sin querer repetirá la historia.
Seguiremos viéndonos en muchos lugares, pasarás desapercibida al lado mío fingiendo que no me viste o incluso que no me conociste, otras veces me evitarás o incluso te esconderás tomada de la mano de tu hija como hasta hoy lo has hecho. No seas injusta, después de todo, nuestro ejemplo es lo que ellas aprenderán y repetirán.
No quiero seguir viendo a mi hija llorar por una amistad que no es correspondida, ni tener que enseñarle a soportar las burlas o las risas morbosas cuando la mira de forma despectiva. Mi hija hoy está aprendiendo a poner límites también, como yo tuve que ponerlos algún día, ese en el que ya o te gustó seguir siendo mi amiga.
A pesar de todo pienso, pasará el tiempo y nuestras hijas formarán criterio, serán ellas quienes elijan a sus amigos y decidirán con quién compartirán sus momentos, como algún día tú lo hiciste conmigo. No sabemos aún cómo termina la historia, pero lo único que te pido es, enséñale a tu hija a tener un poco de caridad y no ser tan cruel con la mía. Nunca sabrás en qué termina la historia…