Querida mamá:
Tú, la que me encuentro en la calle, el colegio, el supermercado, la academia, la piñata…, no soy como tú, dejemos de compararnos y criticar una a la otra, comencemos por aceptar nuestras diferencias para llevarnos mejor y convivir en armonía, al final todas somos mamás.
No soy como tú, somos diferentes, me gustan muchas de las cosas que haces por tus hijos pero tampoco haría otro montón de esas por las mías. Somos diferentes, las culturas, costumbres y tradiciones nos hacen distantes, pero así te respeto, te quiero y te admiro.
Tal vez tú fuiste abnegada en muchas cosas y yo dejada en otras, pero eso no nos hace más o menos una frente a la otra. En unas cosas tú elegiste un camino y yo el otro, pero ambas estamos en la lucha y en el aprendizaje diario de ser mamás y eso no se juzga.
A quien debe importarle es a nuestros hijos, no a nosotras, porque lo que para las mías puede ser hermoso, para los tuyos puede ser tedioso. Tal vez practicaste cosas como el porteo y yo tuve que usar un corral por diversas razones pero aún así mis hijas me quieren, lo veo en sus ojos cada mañana.
Aunque no creas te admiro, pasaste más de 10 meses lactando mientras yo fracasé a los 4, pero no me rechaces por eso, tú lo disfrutaste mientras yo me frustraba, lloraba y enojaba; solo te pido que no me lo recalques, aún así tengo fe que las pachas a mis hijas las hicieron sanas.
No pienses que huyo de mi casa, a veces necesito encontrarme conmigo misma, por eso me pongo mis tenis e intento salir a correr por lo menos una hora, no me pierdo la cena con las amigas, me invento citas con mi pareja o aprovecho las horas de trabajo y aquel negocio que manejo.
Tal vez crees que soy desamorada porque preferí inscribir a mi hija al maternal antes que tú, pero era eso o que se quedara sola en casa con una desconocida. Si tú tienes la oportunidad de estar a lado de tu familia y te apoyan, siéntete bendecida, pero no juzgues a las otras.
Perdona pero no amo el caos, no me gusta vivir en un jardín infantil, mi casa es nuestro santuario, por eso lo cuido y conservo tanto, no mal entiendas el orden y no me confundas con un cuartel militar, solo espero que mis hijas aprendan de disciplina como a mí me lo enseñó mi mamá.
Si no me gusta el colecho o la cama familiar, no te ofendas, pero me gusta tener mi propio espacio y darme mi tiempo para platicar con mi pareja, los dos necesitamos estar en sintonía para saber cómo podemos ser mejores papás cada día.
Querida mamá, no soy como tú, estoy en la búsqueda de cómo ser cada día mejor mamá al igual que tú y eso nos pone en la misma posición en el juego, ni una adelante, ni una atrás, solo somos dos mujeres buscando criar con el mismo interés en común.
~N~