Tengo una debilidad por las bolsas de mano y con el tiempo las he dejado de comprar, de usar y he perdido mi fascinación por ellas porque, o se han hecho más pequeñas o cada vez es más lo que meto en ellas que se me hace imposible usar las de antes. Las dejé de ver como accesorio y se convirtieron en necesidad, esa necesidad que “entre más grande y más cómodo, mejor!”.
Desde que tuve mi primer hija el concepto de bolsa de mano cambió para mí, pasé de las pequeñas y muy de moda, por la grandota básica de color negro que va con todo. Por cierto, parece pañalera.
Hoy llevaba como 10 libras en el hombro, sentía que me pesaba un poco más de lo normal y cuando me detuve a ver qué llevaba en la bolsa me dio miedo lo que vi. Mi bolsa de mano es una población de cosas que no tienen relación una con otra, ¿será que la de ustedes también? o ¿seré solo yo la que ha estado llevando de arriba a abajo necesidades innecesarias?.
Siempre me quejo de dolor de hombro, me pesa el brazo y reniego de que no me cabe nada, pero pidan lo que quieran que será resuelto! todo lo uso, todo me sirve al menos que suceda el peor de los casos en que llega el momento que cuando saco algo para dejarlo, es justo cuando más lo necesito (es el caso del botiquín).
Léase algunas de las cosas que hoy llevaba:
- billetera
- chequera
- refacción
- formularios médicos
- botiquín de medicinas
- dulces de piñatas de los días pasados
- toallitas húmedas
- gafas de vista y de sol
- celular
- llaves del carro
- maquillaje
- llaves de casa y llaves del carro
Y pasa el día en que encuentro calcetas sucias de alguna de las niñas o zapatillas de ballet… así es una bolsa en mi mundo de mamá.
No sé cómo le hacen las mamás fashionistas como mi buena amiga Ana Cruz que siempre anda “cool” y muy “in”, que le da chance de combinar el outfit con diferentes bolsos y que aún siendo una mamá fashion y que trabaja como yo, le da chance todavía de usar clutches. Yo solo de pensar en mudar todas las cosas de una bolsa para la otra, pienso en cambiarlo una vez por semana si me da la vida, sino cada 15.
También admito que la bolsa de mano me pone en situaciones de estrés, créanme que encontrar las llaves de casa o el carro dentro de ese alboroto es un deporte extremo, ni digamos cuando suena el teléfono y tenemos prisa por contestar, se hace aún más titánico el momento y llego a ponerme nerviosa.
Mi mamá siempre me decía que la bolsa tenía que ser grande, grande y que razón tenía, claro después de 11 hijos ella bien sabía todo lo que tenía que llevar.