Por: Carolina Solís
Para Mundo de Mamá
Ya no sé quien dice más “NO” en la casa, si mi bebé o yo. Él lo hace porque a su edad está descubriendo que es capaz de expresar sus deseos y busca imponer su voluntad. Yo lo hago porque no quiero que saque la tierra de las macetas, se suba en un mueble, o se resbale por correr sin zapatos, etc.
Es un estire y encoje todo el día. A veces me parece que son demasiadas las veces que le niego la posibilidad de hacer cosas. Está en una etapa de aprendizaje y descubrimiento que no quiero detener pero también en un momento en el que necesita que le den pautas y que sepa quién tiene el control.
Hace unos meses todo parecía más sencillo en ese sentido, pero ahora se nota su frustración al no poder poner en práctica lo que planea.
Para peores, está la típica reunión con tus amigas donde les has hablado de lo maravilloso y bien portado que es tu bebé, y de repente… el berrinche del siglo. No sabes a dónde meterte. Aunque lo hace esperanzado de conseguir lo que desea y no necesariamente para molestarme.
Ya he notado que si su frustración llega a afectarme, no solo puede que la rabieta dure más tiempo sino que, al final, él consiga lo que desea dándole un mensaje equivocado. En cambio, cuando se da cuenta que por más escándalo permanezco tranquila, el asunto se acaba rápido.
Una constante que tenemos es el tema de recoger lo que lanza al piso. Hay de dos tipos: las cosas que se lanzan para jugar y pasar el rato y las que por un berrinche tira enojado. Esas últimas sí le pido que las recoja de inmediato y me planto decidida hasta que lo hace. Al principio su reacción es un “no” “no” “no”, luego quiere irse del lugar, e incluso llora porque no quiere hacer lo que le pido. Las primeras veces pensé que tal vez era demasiado lo que estaba esperando de él o incluso que no me entendía mi solicitud, pero luego me di cuenta que sabe perfectamente de qué le hablo y por qué se lo estoy pidiendo. Después de muchas veces, ya las cóleras por recoger las cosas casi han desaparecido y en cuanto se lo pido se agacha y me las da.
Hace un tiempo escuché a un sacerdote hacer una declamación que me pareció muy acertada. Re-fraseando él decía algo como: “ya dejen de preocuparse por qué mundo le van a dejar a sus niños y comiencen a preocuparse por qué niños le van a dejar a este mundo”.
Sinceramente creo que mi bebé está creciendo, absorbiendo y aprendiendo lo que yo decida, y si las reglas no están claras desde ahora, me da más miedo pensar que luego sea demasiado tarde.
Así que mi “no” “no” “no”, puede que no sea lo peor del mundo y su “no” “no” “no” seguro tendré que oírlo por mucho más tiempo. Lo más sano será hacernos ambos de la idea.