Por: Carolina Solís
Para Mundo de Mamá
A pesar de que siempre me han parecido incorrectas las comparaciones, ahora resulta que es inevitable pensar en los progresos de mi bebé sin imaginar a los demás niños de su edad.
Todo empezó con las clases de estimulación. Existen evidentemente criterios de las habilidades y destrezas que los menores van manifestando con los meses y los años. Lo que se espera de ellos.
En un grupo con bebés de edades muy similares es usual oír a las mamás preguntando, sin ninguna mala intensión: …¿y el tuyo ya se da vueltas solito?, ¿y el tuyo ya sube gradas?, ¿y el tuyo come sólidos? etc, etc, etc.
Sin duda todas estas comparaciones están fundamentadas en una auténtica y válida preocupación de los padres por asegurarnos que nuestros hijos estén haciendo simplemente lo que en teoría les corresponde.
Hace poco mi esposo fue a una clase de música con nuestro bebé. Yo no pude acompañarlos. Cuando regresó a la casa estaba sorprendidísimo de lo que una de sus compañeritas podía hacer. Con su misma edad (1 año, 5 meses), la niña subía las maracas cuando su maestra lo indicaba; las ponía en su barbilla, boca, ojos, en donde la canción lo fue dictando. Mientras tanto, nuestro distraído Ale, lanzaba las sonajas de un lado a otro.
Semana subsecuente, yo con el bebé repasando lo que es arriba, abajo y donde estaban las partes de su cuerpo…bueno, al menos de su cara. Resultados a simple vista, ninguno, cero interés.
Leyendo una entrevista publicada en Internet a Isabel Cabanellas, pintora, catedrática y autora de estudios sobre la enseñanza, la española concluía de su libro “Ritmos infantiles. Tejidos de un paisaje interior” que a los niños hay que respetarles su tiempo.
“Cada uno tiene un ritmo de aprendizaje, de comprensión de actuación y si no se respeta, no se consigue nada”, citaba. Cabanellas reafirmaba que el niño puede y se le debe permitir conformar su propio ritmo ya que de esta manera podrá comunicarse mejor y se acercará al aprendizaje.
Así como gateó, caminó, aplaudió en su momento, así probablemente, cuando logre el interés necesario, meneará los instrumentos al compás de la música. Mi nuevo lema: cero estrés, lo hará cuando tenga que hacerlo. Quién sabe, tal vez un día sea un gran artista. Ya todos lo veremos.