¡Qué momento más tierno es cuando tenemos a nuestro bebé en el pecho mientras lo alimentamos! Y ese instante de cercanía es además beneficioso para nosotras.
Después del parto, la lactancia acelera el proceso de la recuperación reduciendo la cantidad de sangrado y haciendo que el útero se contraiga más rápido a su tamaño normal. Las madres que dan el pecho a su bebé pierden más fácilmente el peso ganado durante el embarazo, pues la grasa almacenada es utilizada en forma de energía para fabricar la leche, lo cual quema hasta 500 calorías adicionales al día.
Como si fuera poco, cada vez que una madre amamanta, consigue que aumente la oxitocina, lo que puede tener un efecto anti ansiedad y ayudar a promover el vinculo con el nuevo bebé, previniendo las depresiones posparto y desencadenando la conducta de protección materna. Además, según el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología, amamantar a nuestros hijos reduce el riesgo del cáncer ovárico y del cáncer de seno, hay menos riesgo de sufrir diabetes tipo 2 y menos probabilidades de desarrollar osteoporosis después de la menopausia.
Ventajas prácticas
– Ahorro de tiempo y dinero: Si una madre amamanta, no tiene que comprar leche de fórmula, ni biberones, no necesita esterilizar botellas, ni hervir agua. La leche siempre está lista en el pecho, disponible a cualquier hora y a la temperatura ideal.
– Los bebés que toman leche materna son muy “portátiles”, pues lo único que hay que cargar cuando se sale son los pañales y la mudada extra.
– Mientras amamantas a tu bebé, descansas y disfrutas más de tu bebé.
– Cuando damos pecho al bebé, aprendemos a conocer más fácilmente las necesidades del bebé, cuando él tiene hambre, frío, calor, dolor o necesita cariño.
– Retarda la iniciación de la menstruación.
– Mejora los lazos afectivos entre la madre y el bebé.
– Mejora la autoestima y seguridad en sí misma.
– Disminuye el riesgo de la depresión post parto.
Vía: www.cozybebe.org, http://maternidad-lactancia.blogspot.com y http://crianzanaturalyapego.activoforo.com
