- dolores de cabeza
- dolores de estómago, indigestión, gases, úlceras
- náuseas, vómitos
- hiperventilación (incluye respiración rápida, falta de aliento, mareos, hormigueo)
- taquicardia (palpitaciones rápidas del corazón)
- manos sudorosas, húmedas o frías
- hábitos nerviosos (morderse las uñas, arrancarse la piel o el pelo, rechinar los dientes, etc.)
- insomnio y otros problemas del sueño miedos y angustias
- timidez e insociabilidad explosiones de genio
- hipersensibilidad a la critica o a las burlas poca tolerancia a la frustración
- falta de concentración a causa de la ansiedad
Ayude al niño a reconocer y a comprender las reacciones de estrés.
Cuando se ha llegado a la conclusión de que el síntoma o la conducta del niño está provocada por la tensión, el paso siguiente es ayudarle a definir sus sentimientos y averiguar por qué ocurren. Los autores de esta obra conocen el caso de una niña cuyo pediatra no podía encontrar una causa médica para sus dolores de estómago y vómitos matutinos, antes de ir al colegio. Con la ayuda de sus padres, empezó a reconocer que su ansiedad se debía a la falta de aceptación por parte de los demás niños de la nueva clase y comprendió la causa de sus dolores de estómago. Sus padres aprendieron a escuchar sus problemas y a hablar de sus miedos; la animaron para que invitara a algunos compañeros de clase a casa para jugar; y le enseñaron cómo relajarse. Pronto disminuyeron sus síntomas físicos, así como el estrés.
A veces a los padres les resulta difícil comprender los mecanismos de la tensión. Al principio, Cynthia estaba ansiosa por ser aceptada por otros niños. Cuando empezaron los dolores de estómago y los vómitos, la niña pensó que estos síntomas serían molestos en el colegio y ese miedo creó un círculo vicioso. Si su hijo tiene una reacción que usted considera causada por la tensión, explíquele cómo se produce el estrés. Acostumbramos a utilizar esta historia para que los niños comprendan sus reacciones:
Nuestros temores, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas son más pequeños, pero no se van tan fácilmente. Un compañero de clase que molesta, va a estar ahí, día tras día. Nuestro cuerpo reacciona exactamente igual al del cavernícola. Un fanfarrón te amenaza. Por el mero hecho de pensar en él, se va notando un nudo en el estómago. Podemos enseñar a nuestros cuerpos a relajarse para evitar dolores de estómago, o de cabeza, u otras reacciones que nos molestan.
Determinar la causa del estrés del niño requiere unas buenas aptitudes de comunicación. El niño debe asumir que se ha estado moviendo durante varios días antes de poder dormirse. Se le explica que a veces los padres también tienen problemas para aclarar su mente. Los padres pueden dar algunos ejemplos de lo que les preocupa. Probablemente el niño empezará a hablar de los problemas que tiene con las matemáticas y el miedo que tiene al examen del viernes.
El niño comienza a relajarse a medida que habla de sus miedos. Después de hacer un plan para ayudarle con las matemáticas, darle un pequeño masaje, enseñarle cómo usar las técnicas de relajación que se describen a continuación. Y se duerme.
Trate de apartar las fuentes de estrés. Lo que hace desaparecer el estrés de forma más potente es el deshacerse de las causas que provocan la tensión
Muchas tensiones de las que experimentan los niños son motivadas por problemas en el hogar. Cuando se les pregunta qué podrían hacer sus padres para ayudarles a relajarse, la respuesta casi invariable es: “Que no me griten tanto”; se puede hacer mucho por reducir el nivel de estrés en el hogar si se intentan utilizar las técnicas y soluciones en lugar de “gritar”.
Enseñe las técnicas de relajación:
Momentos tranquilos. El propósito de los padres es enseñar a los niños a permanecer tumbados/recostados tranquilamente durante tantos minutos como años tengan. Utilizar un cronómetro o minutero para poder decirle al niño chanto tiempo es capaz de estar tranquilo.
Ej.: “Quiero que te tumbes/recuestes en el suelo (o en la cama). Cierra los ojos. Ahora veamos cuánto tiempo eres capaz de estar tumbado/recostado tranquilamente. (Esperar.) Magnífico, has estado quieto durante segundos. Ahora intenta superar ese tiempo.”
Tumbarse/recostarse con el niño para mostrarle lo importante que se considera la relajación y para desarrollar una sensación de proximidad. Ir incrementando el tiempo con caricias en la espalda, paseos imaginarios, música.
Luego existen una serie de técnicas que en nada difieren de las del adulto en realidad aquí los padres actúan de modelos en cuanto a modalidades de respiración o imaginar escenas agradables.
Imagen vía: Google Images