Los vómitos son eyecciones forzadas de contenido estomacal. Usualmente son precedidas de náuseas y malestar general. Se presentan a todas las edades, pero es importante reconocer la diferencia entre vómitos y regurgitaciones.
Los niños pequeños, menores de tres meses de edad, regurgitan frecuentemente. Hay una explicación anatómica, pues la unión del esófago y el estómago, a estas edades, es de un calibre más grande. A medida que el niño va creciendo, esta unión se va “cerrando” y llega a su forma convencional después de los seis meses. Para poner un ejemplo práctico, los lactantes tienen la unión esófago/estómago como el cuello de una botella de champagne y los niños más grades como una botella de vino…..Además, los niños pequeños se mantienen la mayor parte del tiempo acostados y eso facilita el retorno del contenido gástrico al esófago, provocando la náusea y/o el vómito. Esto es en condiciones normales.
En condiciones anormales, esta abertura mayor puede persistir mucho más tiempo, provocando lo que llamamos Reflujo Gastro-Esofágico, del cual hicimos algunas anotaciones en el tema de La Tos.
Otra condición anormal, es que en el otro extremo del estómago, está el Píloro. Usualmente funciona como una válvula de vaciamiento del estómago, pero a veces su funcionamiento es más lento de lo normal y provoca cuadros de vómitos a repetición y el Pediatra puede sospechar una Estenosis Hipertrófica del Píloro, la cual puede ser solo funcional o llegar a tener una estrechez anatómica. Siempre el Pediatra al hacer la historia clínica verificará el contenido del vómito, la cantidad que expulsa, el color y olor del mismo y puede ser que inicie tratamientos con medicamentos que se llaman pro-cinéticos, los cuales básicamente hacen más fácil el vaciamiento del estómago al dilatar al Píloro. También recomendará colocar al niño pequeño, en una posición especial, como si estuviera en un porta-bebé, es decir, con la espalda ligeramente más elevada ( aproximadamente 30 grados). Si estas medidas no son suficientes, se deberá hacer una investigación más formal.
Si el vómito es “en proyectil”, y parece que vomita más de lo que toma, además que el niño está con hambre todo el tiempo, y no se obtiene la ganancia de peso esperada, entonces el Pediatra se apoyará en estudios especiales de diagnóstico para comprobar una Estenosis Pilórica que probablemente amerite tratamiento quirúrgico. Esta situación se presenta alrededor de las 6 a 8 semanas de vida, generalmente, pero puede presentarse antes o después.
De nuevo, en condiciones normales, al ingerir alimentos o tomar líquidos, estos pasan por el esófago, llegan al estómago y ahí se mezclan con el Acido Clorhídrico, el cual se produce ahí normalmente. Esta mezcla forma el llamado “bolo alimenticio”, el cual seguirá su paso por el Píloro, Duodeno, Yeyuno, Ileon e Intestino Grueso, hasta terminar en la formación de heces fecales, después de todo el proceso digestivo.
El estómago tiene la particularidad de producir una especie de moco, que lo cubre y lo protege a sí mismo, del Acido Clorhídrico. Todos los que hemos vomitado alguna vez, hemos sentido una sensación de acidez y hasta dolor en el esófago, y esto se debe a que este órgano, no tiene esa capa mucosa que lo protege. El otro extremo del estómago, el duodeno, tampoco la tiene y esto explica el dolor que muchas veces se siente, inmediatamente después de comer, pues el tránsito del ácido provocará dolor cuando pasa en mayor cantidad de lo normal, o el duodeno está inflamado por otras causas. Cuando abordemos el tema de Enfermedad Péptica en niños, ahondaremos al respecto.
Cuando un niño presenta vómitos, lo más importante es evitar la deshidratación, pues los vómitos tienen un alto contenido electrolítico y pueden deshidratar más que la diarrea. Por ello, debe ofrecerse SUERO ORAL adecuado, preferiblemente frío y en pequeños tragos, para que lo tolere mejor. Frecuentemente se omite la leche de vaca, pues ésta es difícil de digerir y puede empeorar el cuadro de vómitos. La leche materna, NUNCA se omite.
Algunas veces el médico Pediatra indicará anti eméticos, pero estos deben usarse en dosis pequeñas y hay que evitar el abuso de ellos, pues tienden a dar efectos secundarios. No auto medique, consulta antes de hacerlo.
Cuando un niño vomita repetidamente debe ser evaluado por su médico. Hay algunas condiciones en donde el vómito es manifestación de problemas inflamatorios del intestino, incluso de tipo quirúrgico, como obstrucciones intestinales, procesos apendiculares, etc. Hay otro tipo de causas por las que un niño puede vomitar, como problemas respiratorios, del sistema nervioso central o neurológicos, traumas abdominales, procesos infecciosos tipo meningitis, etc. En todo caso, vómitos repetitivos, debe hacer consultar pronto al médico, sin importar la causa y éste decidirá que manejo debe darle.
Por: Dr. Federico Ranero Cabarrús
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